Él nos cuenta que se consideran a sí mismos “rurbanos”. Y que la gente que emigró del campo a Barcelona sigue añorando el contacto con la tierra. Tanto que, cuando empezaron a cultivar los jardines de la antigua masía que tienen ocupada, enseguida se acercaron muchos vecinos a preguntarles si ellos también podían cuidar un trocito. El último jueves, entre las caras nuevas que anduvieron regando y atendiendo las verduras del Huerto La Chimenea, estuvo Kike, un chico granadino que vive desde hace 5 años en un lugar muy especial de la capital catalana, el ya mítico Can Masdeu.



Y como viene con ganas de contar, contará estas experiencias a la gente de Las Palmas en una charla el miércoles 24 de noviembre a las 20:00 horas en el Café d´Espacio (C/Cebrián 54). Aquí va una introducción, en sus propias palabras:

"Can Masdeu es el nombre de una gran casa de campo situada en las afueras de la ciudad de Barcelona, en el distrito de Nou Barris, en las faldas de la Sierra de Collserola. Este antiguo hospital de leprosos, que llevaba vacío más de cuatro decadas, fue okupado en diciembre de 2001 por un grupo de personas con ganas de experimentar la vida en comunidad, estar más en contacto con la naturaleza y servir, al mismo tiempo, de centro social y punto de reunión del vecindario, rescatando del abandono un lugar que hasta entonces permanecía cerrado y a merced de la especulación urbanística. Con un enfoque claro hacia la agroecología, la autosuficiencia, la convivencia comunitaria y la búsqueda de alternativas al modelo de vida que impone la gran ciudad, Can Masdeu constituye actualmente un punto de convergencia de diversos proyectos: el colectivo de vida, los huertos comunitarios, el centro social (conocido como Punt de Interaccio de Collserola) y la educación ambiental. Es tambien una propuesta de aprendizaje y creación colectiva permanente, de cooperación social, convivencia intergeneracional, de atreverse a ser, de querer vivir. Can Masdeu es un acontecimiento inevitable...”






En su sitio web, entre otras muchas, tienen una sección dedicada a esos huertos comunitarios. Nos traemos aquí dos opiniones de sus más de 60 participantes:

“A mí todo el mundo me dice que estoy loca, pero mi médico dice que hago bien… a mí subir al huerto me da la vida.” Carmen, 84. Originaria de Jaén.

“Me gusta sentir el tacto de la tierra entre los dedos... eso es lo que desde pequeñita he vivido. Aquí no hay dolor de cabeza, ni hay jaqueca, ni hay nada de nada…” Candela, setenta y pico. Originaria de La Gomera (Canarias).